La vida ya nos hace esclavos de nuestra anatomía o el
entorno, por ejemplo, la gravedad nos roba la libertad de ser ingrávidos y la
muerte nos impide ser eternos.
Pero a nivel social existe la posibilidad de ser
libres en colectivo y esto solo se puede alcanzar a partir de la
concienciación, la cooperación, la solidaridad y la empatía.
He oído muchas veces aquello de que mi libertad termina
donde empieza la tuya y viceversa, pero no es verdad, mi libertad no termina
nunca y nunca termina la tuya, es más, entre tú y yo no existe una línea a modo
de frontera que delimite nuestras libertades individuales siempre y cuando no
sintamos ni tú ni yo el deseo de dañar al otro. Soy libre de matarte, pero no
deseo hacerlo, y eso es algo que nos hace libres a ambos. Por ello, si sabiendo
cómo debo obrar para no perjudicar a nadie ni restar libertad a otros, y mi
deseo es vivir conforme a esta premisa, mi albedrio nunca interferirá de manera
intencionada con el tuyo, y si alguna vez causara mal a alguien de manera
accidental, esta influencia sobre otros no sería impuesta por mi voluntad, sino
por el azar, quién es un agente ineludible a la hora de restar libertades a
todos los individuos.
En un sistema donde cada uno de sus componentes respete esta
idea no se necesitan policías ni gobiernos, solo organización.
¿Utopía?: En grupos
pequeños no, a nivel mundial espero que solo de momento.
Respeto tu comentario pero pienso que desde un punto de vista dogmático es interesante incluso loable pero desde un punto de vista pragmático desgraciadamente es como tú bien dices utópico
ResponderEliminarGracias por tu comentario.
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